MENÚ

¿Quién es Porteño?

Porteño puede ser todo aquel que vive en Buenos Aires, pero también todo aquel que ha formado parte de su historia. 

Porteño nació en la década de los 70 y tiene aproximadamente 40 y tantos años. Es nieto de inmigrantes italianos y españoles y supo abrazar lo mejor de cada cultura, mezclándola con la interpretación argentina de la cultura inmigrante europea.

Nació en el barrio de Almagro, acostumbrado a las grandes mesas de los domingos donde la mesa abarrotada de tíos, primos, hermanos y amigos disfrutaban de los gloriosos asados de los domingos que preparaba su abuelo. Su abuelo comandaba los fuegos de manera magistral. La parrilla cargada de los grandes cortes argentinos como la tira de asado, el lomo y la entraña nunca faltaban. Todo acompañado de chorizos, morcillas, chinchulines, riñoncitos y mollejas, bañadas con salsa criolla y chimichurri casero.

Los domingos de lluvia era costumbre que su abuela, Vicenta, que había escapado de la guerra desde Génova, Italia, amasara grandes cantidades de pasta fresca regadas de abundante salsa pomodoro, albahaca, albóndigas y queso parmesano fresco. Su otra abuela, Teresa, la española, siempre lo recibía con una gran tortilla de papas, con cebolla evidentemente, a la que aseguraba que le ponía 8 huevos y la cantidad justa de sal. Nadie nunca pudo asegurar que la receta era exacta porque siempre se aseguraba de hacerlo a escondidas para que nadie pudiera “robarle” la receta.

El recuerdo del sifón de soda mezclado con el vino que se refrescaba con hielo en verano era tan infalible en la vida de Porteño como el fútbol, que tenía un lugar protagónico. Su familia estaba dividida entre River y Boca, lo cual a él le apasionaba, sobre todo por participar en las intensas discusiones en las largas sobremesas sobre fútbol y política en las que nunca se llegaba a algún acuerdo.

La televisión de los 80 marcó su vida con los grandes personajes de la época como Olmedo y Porcel, Carlitos Bala o Tato Bores. Su mayor ídolo fue Diego, vió a Argentina campeón en México 86 y aún lo recuerda como si hubiera sido ayer. Su abuelo Renato lo llevó a ver a Carlos Monzón cuando ganó el cinturón de campeón en el Luna Park en una pelea épica que jamás olvidará. Recuerda ver a su papá los sábados por la tarde en su sillón preferido leyendo a Cortázar, y se le ilumina la cara cuando recuerda a Les Luthiers en algún teatro de la famosa avenida Corrientes junto a sus padres.

Hoy, nuestro Porteño es un hombre del mundo, que ha viajado lo suficiente. Disfruta como cuando era niño de los asados de los domingos y también de las buenas pastas en los días de lluvia, pero hoy las pastas las amasa él mismo y la carne se asegura que sea de vacas de libre pastoreo. El buen vino ya no lo toma con soda y hielo, sino que viaja a Mendoza cada vez que puede para entregarse de lleno a una de sus grandes pasiones: el vino mendocino. Conserva intacta la colección completa de Mafalda y tampoco se olvida de Clemente. El fútbol, el teatro, la música, la familia y los amigos siguen siendo sus grandes pasiones.

Porteño es un sibarita, amante de la buena mesa, el asado, el buen vino, la familia y los amigos, pero también puede ser cualquiera que forme parte de nuestra nueva historia.

RESERVA AHORA

Desde los cortes de carne más jugosos hasta los clásicos porteños,
cada platillo es un tributo a la pasión por la buena comida.